(Originalmente publicado en esimportante.com)
La ciudad medieval amurallada de Albarracín está ubicada en el corazón de la serranía del mismo nombre, a 36 kilómetros de Teruel capital y 1.171 metros de altitud. Es una de las poblaciones más bonitas e interesantes de Europa. Ronda el millar de habitantes.
Declarada Monumento Nacional en 1961, recibió en 1996 la medalla de oro al mérito en las Bellas Artes y está propuesta por la Unesco para ser designada Monumento de Interés Mundial, por la belleza e importancia de su patrimonio histórico-artístico.
Albarracín genera en el visitante un fuerte impacto visual, con sus casas emplazadas sobre las rocas, abigarradas e incluso colgadas en este soporte natural, un escaso y abrupto espacio por cuya base fluye el río Guadalaviar.
La muralla surca la cima del monte y está bien conservada, al igual que el resto de los edificios de esta villa con un diseño urbano cerrado, de callejuelas estrechas y arquitectura de mampostería, yeso y madera, con un colorido terroso dominante y llamativo en las casas.
Destacan algunos edificios contundentes, también numerosas torres de iglesias y, entre algunos muros defensivos, el constante de tejados escalonados.
En la Plaza Mayor se ubica el Ayuntamiento, del siglo XVI, y sobresalen asimismo el Palacio Episcopal, la catedral, los torreones de la muralla, las iglesias de Santiago y Santa María, el Museo Municipal, el Diocesano y el delicioso del juguete, entre otros.
Pequeños palacetes se intercalan entre modestas edificaciones, algunas acurrucadas, añosas y encorvadas cual ancianitas que desean seguir arrechas tras los mimos de la restauración, como la Casa de la Julianeta.
En el Museo Catedralicio se halla el famoso Pez de Roca, así como una sobresaliente colección de tapices, retablos y piezas diversas de orfebrería religiosa.
Albarracín sigue siendo, para muchos, un tesoro por descubrir. La entrada en servicio de la Autovía Mudéjar (A-23), libre de peaje y que une Francia y Levante por Aragón, facilita un cómodo acceso a esta ciudad limpia y acogedora, especialmente deliciosa en primavera y otoño, digna de ser “saboreada” y perfecta para disfrutar en “escapadas” vacacionales o “puentes”, así como por interés cultural
En la A-23 hay que tomar la salida 131, para desde Cella proseguir la ruta.
La alcazaba de los Banu-Razin
El origen de este enclave histórico está en la ocupación del peñasco central del asentamiento. Fue la familia bereber de los Banu-Razin la que construyó aquí su alcazaba en el siglo XI, en la época de los reinos de Taifas.
Desde la alcazaba se domina el entorno, ya que se ubica en un encaramado emplazamiento, en su tiempo casi inexpugnable. En el castillo principal se han encontrado los mejores restos islámicos.
Los hallazgos arqueológicos de este recinto constatan la pujanza cultural y el empleo preferente del yeso y la madera como materiales constructivos salvo en las numerosas iglesias, edificadas bajo el definitivo dominio cristiano posterior.
El nacimiento del Tajo
Cerca de Albarracín existen un buen número de abrigos en cuyas paredes hay interesantes pinturas rupestres. Y hacia el oeste las tierras son montañosas y umbrías, con frondosos bosques de pinos, robles y encinas, destacando la sabina albar.
Las calizas son famosas por su contenido en fósiles de jurásico y cretácico.
En este inmenso paraje, en los Montes Universales y bien preparado e idóneo para el senderismo, nacen varios ríos, entre ellos el Tajo.
Un monumento (conjunto escultórico) plasma el nacimiento del río más largo de la península, 1.008 kilómetros de cauce hasta Lisboa, donde desemboca en el Atlántico.
Partiendo de Albarracín se pueden realizar diversas rutas por unos parajes naturales pletóricos de belleza. Hicimos una muy atractiva que nos permitimos sugerir. Discurre por Royuela, Calormarde (existe una cascada en el lugar que ocupó un molino harinero en el siglo XV) y Frías de Albarracín. A unos 10 kilómetros de esta población, 72 de Teruel y 77 de Cuenca está el nacimiento del Tajo.
Antes de Guadalaviar pasamos por el mirador El Portillo, de 1790 metros de altitud y desde el que las vistas son impresionantes.
Seguimos por Griegos, Orihuela del Tremedal (su iglesia de San Millán data del siglo XVII), Bronchales, Pozandón y Rodenas, para finalizar en el Castillo de Peracense, uno de los lugares de interés turístico también a tener en cuenta.
Esta impresionante fortaleza ya fue ocupada desde finales de la Edad de Bronce, y posteriormente en la época islámica (siglos X y XI). Pero fue en la Edad Media cuando se acrecentó su importancia estratégica. Está a 54,1 km de Teruel, 142,5 de Zaragoza y 255 de Madrid.
El regreso lo hicimos por Rodenas y Pozandón. Dejamos Monterde de Albarracín a dos kilómetros, tomamos dirección Cella y poco después utilizamos un camino rural que queda a la derecha, perfectamente transitable, que es una especie de “atajo” para retornar.
La Fundación Santa María
En Albarracín existe un prestigioso organismo, la Fundación Santa María, cuyo ejemplarizante trabajo de restauración arquitectónica ha conseguido preservar el valor histórico de la ciudad, logrando que sea el conjunto mejor conservado de España.
Además, esta Fundación institucional lleva a cabo actividades culturales dinámicas, con unos programas anuales de sorprendente amplitud y contenido que han logrado convertir Albarracín en un foco de iniciativas musicales y expositivas de relieve y proyección internacional, organizando cursos y seminarios y manteniendo tres residencias para artistas de diferentes facetas. Todo ello incrementa los atractivos de este destino turístico.
El director gerente de la Fundación, Antonio Jiménez, nos reiteró que la meta que guía a este organismo es “dar vida” al patrimonio de Albarracín, “restaurándolo, equipándolo y haciéndolo funcionar”, explicó.
Se trata de una forma novedosa de gestión, que incluso está sirviendo de modelo y guía para otras ciudades.
“No queremos que Albarracín sea un ‘parque temático’, sino un lugar activo, actual, en el que junto a la historia y la cultura fluya la vida; que se disfrute del pasado, pero también del presente, labrando al tiempo un prometedor futuro”, subrayó.
Posiblemente sea Albarracín el único municipio de su censo que genere tan fecunda actividad cultural. Hasta nos atreveríamos a asegurar que muchos con mayor población y recursos le quedan a la zaga. Todo un ejemplo a destacar.

El Caserón de la Fuente
El número de alojamientos de Albarracín totaliza unas mil plazas, tantas como habitantes. Está en funcionamiento asimismo un camping.
Las propuestas gastronómicas son potentes pero sabrosas, de corte aragonés, y en el aspecto hotelero la oferta se distribuye en pequeños alojamientos, algunos de ellos con encanto y de atención familiar. Tal es el caso del Caserón de la Fuente, donde pernoctamos.
Este hotel, de 14 habitaciones dobles, ocupa un histórico edificio de más de 200 años, junto a una de las principales entradas a la ciudad y a 500 metros de la Plaza Mayor. Antiguamente fue un molino harinero.
Una vez restaurado y adaptado con esmero, en el antiguo batán se ha instalado el comedor, cuyas ventanas posteriores dan directamente al río Guadalaviar, y las anteriores a los cárcavos del antiguo molino. En las dos plantas superiores, en lo que fuera la fábrica de lanas, se sitúan las habitaciones.
Todas están decoradas en estilo rústico, y desde ellas se puede escuchar el relajante sonido del agua, que sorprendentemente mana en el interior del edificio.
Personalmente, y por los testimonios de otros clientes, pudimos corroborar que el ambiente familiar que se palpa en este hotelito, la pulcritud y el orden en el servicio y, por supuesto, su ubicación y entorno, hacen que sea un establecimiento recomendable.
Agradecimientos
Azorín dejó escrita esta sentencia: “Visite una de las ciudades más bonitas de España, visite Albarracín”. Nosotros lo hemos hecho e intentado transmitir nuestras vivencias y sensaciones, tal vez no suficientes pero si válidas para aproximar la realidad.
Ello no habría sido posible sin la valiosa colaboración, orientación y ayuda de dos personalidades de la ciudad: el ya citado Antonio Jiménez, entusiasta y muy eficaz, y Paco Martí, alcalde del municipio, junto con su esposa Yolanda e hijos (Pablo y Lara).
Todos ellos hicieron lo posible para que nuestra estancia en la ciudad turolense y alrededores fuera lo más provechosa y agradable. Nuestro agradecimiento.
(www.albarracin.org, www.fundacionsantamariadealbarracin.com, www.caserondelafuente.es)