
Las Mascaradas de Zuberoa (Xiberoa en euskara, lengua vasca; del territorio y Pays de Soule en francés) es la más completa representación del carnaval en Euskal Herria (País Vasco) y caso único en toda Europa. El pasado 5 de mayo se cerraba el ciclo de representaciones/funciones en Gamere-Zihiga (Camou-Cihige) de 2013. Durante 13 fines de semana un grupo de jóvenes de esa misma comuna ha girado por diferentes poblaciones para mantener vivo un legado rico y apasionante que no existe en otro lugar de Europa, pese a que los especialistas encuentran paralelismos en las vestimentas, evoluciones de los personajes y pasos de baile. Pero así, tan completo y exuberante, no encuentra parangón. Es, sin duda, una inmejorable excusa para visitar el territorio más recóndito de Euskal Herria.

Mañana y tarde
A lo largo de los años se han producido las lógicas variaciones de acuerdo al cambio de los tiempos y costumbres, aunque la espina dorsal de esta excepcional representación carnavalesca sigue intacta.

El programa habitual comienza por la mañana, cuando los grupos de las Mascaradas (Maskaradak) tratan de irrumpir en una población en la que sus habitantes, bien de forma simbólica o de forma simulada, les imponen unos obstáculos -hoy es habitual una botella de vino y vasos- que se conocen por Barrikadak (Barricadas). En esta fase, la danza se hace presente a la misma entrada del pueblo y, posteriormente, tras cruzar esas barricadas, se dirigen a las casas de los principales para mostrarles su adhesión. Más tarde, los integrantes de las Mascaradas reponen fuerzas con un almuerzo ofrecido por los habitantes.

Por la tarde, comienza el segundo y capítulo final para completar el programa. En la plaza, frontón o espacio habilitado al efecto se llevarán a cabo todos los actos propios de este incomparable carnaval. Danzas, representaciones, comedias, cantos…se suceden de forma continua y a un ritmo trepidante. Los personajes hacen uso de la lengua propia del lugar, el dialecto zuberotarra del euskara (lengua vasca), para cantar, chillar y crear una cierta confusión entre los asistentes. En una de las fases más hilarantes, protagonizadas por los llamados caldereros (Kauterak), se hace repaso, siempre con un humor descabellado y críticas ácidas, a los acontecimientos más próximos a los vecinos del lugar y de otras poblaciones del territorio. Estos momentos, que son de los más celebrados por el público, se escapan al conocimiento de los no euskaldunes (vascoparlantes), que pueden disfrutar empero con las estrambóticas ocurrencias y teatralizaciones de los personajes.

Rojos y Negros
Las Mascaradas se construyen a partir de dos bandos: los rojos -«buenos/ordenados»- y los negros -«malos/desarraigados»-. A día de hoy no existe una interpretación cerrada sobre todos y cada uno de los personajes que participan en esta exaltación carnavalesca. El paso de los años no solo ha modificado el “tempo” de las representaciones, sino que también ha alcanzado a la propia configuración de las comparsas. A lo largo de los siglos han ido apareciendo personajes que, bien por ser débitos del momento histórico o por mor de circunstancias varias, se suceden sin voluntad de continuidad. Es más, las entradas y salidas de algunos actuantes en el tiempo obedecen en muchos casos a criterios prácticos porque se huye de la rigidez, una subordinación que sería impropia de una demostración carnavalesca.

El bando de los rojos tiene como principales actores a Zamalzain (El hombre-caballo), Entseinaria (Abanderado), Txerreroa (Herrero), Kantiniersa (Cantinera) y Gatuzaina (Gato). Entre los negros, las figuras más destacadas son los Xorrotxak (Afiladores), Kauterak (Caldereros), Buhameak (Gitanos), Kerestuak (Castradores) y Medizina (Médico). También pertenecen a la Mascarada roja los Marexalak -Herradores- y Kukuilleroak. Además, al margen de ambos bandos, encontramos a Jauna eta Anderea (Señor y Señora) -que presiden la celebración-, Laboraria eta Laborarixa (Labrador y Labradora).

Junto a estos personajes, es posible que en algunas Mascaradas se hagan presentes Hartza (Oso), Artxuria (Cordero), Artzaina (Pastor), otro Zamalzain vestido de negro…
De todas las escenificaciones habituales podemos destacar el afilado de la espada del Jauna (Señor), la castración de Zamalzain, el arreglo del caldero, así como la muerte y resurrección de «Pitxu» -el travieso aprendiz de calderero-.
No menos importante es el repertorio de danzas. Entre éstas, la más celebrada por el público es la del «godaleta» (vaso), en la que los “dantzaris” (danzantes) ponen a prueba su habilidad al bailar cerca del recipiente y posar un instante sus pies sobre la parte superior sin que se derrame el vino.
Al finalizar todas las representaciones, los integrantes de las Mascaradas suelen ofrecer un canto conjunto, al que sigue después una danza de despedida en la que toma parte el público.
Para saber más: http://www.euskomedia.org/aunamendi/93291