(Originalmente publicado en esimportante.com)

«La sonrisa de los inuit» es el título de un documental realizado, por iniciativa de un grupo de vecinos de la localidad gipuzkoana de Zegama, en las tierras de Groenlandia. Pero es también la plasmación de la aventura de este grupo de vascos que se planteó viajar a un lugar diferente, una tierra salvaje habitada por un pueblo antiguo y duro.
El proyecto comenzó simplemente con esa idea de partida. Con el asesoramiento y organización de la agencia de viajes Años Luz, especializada en este tipo de aventuras, pronto fue cobrando una nueva dimensión y diversos viajeros de todo el Estado español con inquietud y espíritu aventurero comenzaron a unirse a la expedición. Entre ellos, José María Elósegui, experimentado viajero y director de documentales de pueblos y viajes de aventura, y el especialista del mundo ártico, Ricardo López Valverde.

Groenlandia es actualmente un territorio autónomo de Dinamarca, compuesto principalmente por la isla del mismo nombre, que está situada entre el Océano Atlántico y el Océano Glacial Ártico, dentro del continente americano.
Tras la conclusión del original e inusitado periplo por tierras de Groenlandia, además de compartir un montón de sonrisas con los inuit y unos cuantos paseos por un paisaje primigenio, queda para la posteridad este documental, que prueba la determinación con la que esta gente de Zegama asume sus retos.
Mal llamados esquimales
En el documental se recoge un viaje por un país enorme y virgen, habitado por el pueblo inuit (mal llamado esquimal, ya que este era un apelativo despectivo que significa comedor de carne cruda, mientras que inuit, el nombre con el que ellos mismos se denominan, es el plural de inuk, que significa persona), que ha sabido adaptarse y sobrevivir en medio de uno de los lugares más inhóspitos de la tierra.
A su vez, a través del documental podemos visitar los asentamientos de los primeros colonizadores vikingos, seguir los rastros de los navegantes y exploradores, incluso el de los balleneros vascos que arribaban a estas tierras en persecución de los grandes cetáceos (según la Enciclopedia Auñamendi, se sabe que en 1535 se iba desde San Juan de Luz hasta Groenlandia a la pesca de la ballena), y conocer in situ uno de los parajes donde más se acusan los efectos del calentamiento climático.

«La sonrisa de los inuit» nos acerca, de la mano de este grupo de viajeros, a la capital, Nuuk, para ver cómo viven hoy en día los inuit. Nuuk, con una población de 14.500 habitantes, recoge la cuarta parte de la población de este inmenso desierto humano que es Groenlandia (a pesar de ser cuatro veces mayor que España, cerca del 80 por ciento de su superficie está cubierta de hielo). El engañoso nombre con el que Eric el Rojo bautizó esta tierra (Tierra Verde) pretendía atraer colonos con esa falsa imagen de fertilidad.
También en el documental se puede ver, en la ciudad de Ilulisat, el glaciar más activo del hemisferio Norte, declarado Patrimonio de la humanidad por la UNESCO, y observar el alucinante espectáculo de las auroras boreales. Las peripecias del viaje, reflejadas en el documental, incluyen la navegación entre icebergs frente a las paredes de los inmensos glaciares.
En definitiva, estamos ante un documental rodado en un país del que se habla mucho pero se conoce poco, habitado por un pueblo del que tampoco se sabe a ciencia cierta cuáles son sus actuales inquietudes. Y, sobre todo, se retrata una forma de viajar, una filosofía del nomadeo que no sólo nos habla de un país, sino, sobre todo, como explican los autores del documental, «de cómo nos gusta hacerlo».